jueves, 11 de octubre de 2012

El Maldito Cuervo

El Maldito Cuervo.

Hace mucho tiempo atrás, cuando las ciudades eran pueblos, cuando los ancianos que hoy miras con desprecio, aun no existían, mi alma vagaba por todos los horizontes, en búsqueda de una dama que ame, para poder vivir nuevamente. Para poder respirar y sentir el amor, el miedo, las caricias de una mujer, el sufrimiento, y las penas que el mundo nos regala.

Yo era un cuervo, tan negro y áspero como la propia muerte.  Y es que eso era, ni siquiera podía llorar la soledad infinita que entre mis alas se encontraban batiendo desesperadamente en búsqueda de un nuevo lugar hacia donde volar. Era una maldición, y entre mi mente tantas historias podía encontrar y luchar con no poder escribirlas en los andrajosos pergaminos que los humanos podían utilizar, un cuervo maligno de la maldita oscuridad.

Había una dulce mujer, sus pechos tan redondos como lunas llenas, tan juntos que el deseo se asomaba entre su apretado corsé, sus curvas marcadas por esa cintura que mis ojos podían deleitar como un simple fantasmas que se encontraba en aquel macabro lugar. Sus mejillas coloradas, tan rosadas como las flores que se encuentran en la más hermosa primavera, y sus labios, carnosos como la pulpa de una manzana roja…

Pero mis alas, no podían llegar hacia ella, yo era un simple cuervo, un demonio del inframundo, un espectro que nunca iba a ser humano. Maldita soledad...

-¡Fuera, fuera, fuera!- Aquella mujer tan hermosa finalmente se fijo en el demonio que en su ventana victoriana se encontraba, tan solo y desolado mortalmente por la belleza que ella irradiaba entre su cuerpo tan perfecto y pulcro ante aquellas paredes de piedra rustica, pero no le importo, mis alas, destruidas por el dolor de aquellas simples palabras, retomaron el vuelo, y mis ojos no podían llorar, no podían sentir, pero mi corazón tan vivo como la propia muerte cazando a su víctima en las praderas de la felicidad, para arrebatar consigo el elixir de la vida.

Solo buscaba amar y sentir, pero era un sueño nunca hecho realidad, mis alas solo buscaron la lejanía de las letras, el destruir de los sueños. ¿Por qué no podía ser como ellos? ¿Por qué tenía que ser un demonio hecho cuervo?...

Con el pasar de los años su piel se fue haciendo gris, como un antiguo papiro, pero entre los ojos de aquella dama aun se encontraba la belleza de su alma, esa que yo amaba en soledad, le veía sonreír, y la veía dibujar entre pequeñas sonrisas, muchas veces pensé ella me miraba, pero creo que solo fue el reflejo de sentir que ella me quería.

Finalmente su corazón dejo de latir, su cuerpo mortal había muerto, mis alas salieron hacia su cuerpo muerto, y entre en aquella habitación, por la ventana donde solía espiar a mi dulce amada. Y logre ver sus dibujos, eran de un cuervo, entre hermosos valles y flores que sus nombres yo no podía conocer, alguien entro de forma abrupta a la recamara, y me miro espantada, no logre ver quién era, pero sentí el dolor de un cuadro que cayó en mi cuerpo…

Desperté con unos suaves labios en mi boca, y una hermosa sonrisa joven, era ella y estábamos juntos, y yo era humano, en la misma pradera donde ella me había dibujado…
"En honor a Edgar Allan Poe
y su poema  (El Cuervo) 
Mi escritor favorito."
Hector Durr

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